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¿Por qué la salud mental se convirtió en el ‘talón de Aquiles’ de las empresas colombianas?

¿Por qué la salud mental se convirtió en el ‘talón de Aquiles’ de las empresas colombianas?

En Colombia, los trastornos mentales se cuadruplicaron en la última década ya ya ocupan el segundo riesgo de salud más común en los puestos de trabajo. Desde la OMS alertan que estos ya dejan cerca de 12.000 millones de días de trabajo perdidos al año, entre otras consecuencias. ¿Qué falta para que este fenómeno entre en las agendas de comités y áreas de recursos humanos?

Cuando se siente ansioso Julián Sandoval* –de 30 años– llega tarde a su oficina, interactúa lo menos posible con sus compañeros, pasa más tiempo en sus redes sociales y menos en sus tareas de trabajo y tiende a incumplir con fechas límite y asignaciones. “No es que no quiera hacerlo, es que simplemente no encuentro motivación porque en mi cabeza tengo otras cosas que no me dejan avanzar”, cuenta a Forbes.

En consulta con su psicólogo no fue diagnosticado con ninguna patología psiquiátrica, pero durante los últimos seis meses –que coinciden con su divorcio– su estado de ánimo ha impactado directamente en su desempeño laboral. Hasta la fecha nunca ha pedido una incapacidad relacionada con su salud mental, pero sí ha recibido llamados de atención por su bajo rendimiento.

Su caso no es único. Datos del Ministerio de Salud indican que en la última década los trastornos de salud mental se han cuadruplicado en Colombia. En 2019 se atendieron 1,6 millones de personas por diagnósticos de salud mental; en 2020, cuando empezó la pandemia del Covid-19, los casos llegaron a 1,3 millones; y en 2021 la cifra creció a 1,5 millones de personas.

Para las empresas este es ya un factor que se empieza a convertir en un reto a trabajar en las agendas de los próximos años. Según una consulta hecha por el Observatorio de Seguridad y Salud en el Trabajo, del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS), para 2022 los riesgos psicosociales ocuparon el segundo lugar de los riesgos más identificados en puestos de trabajo, con un 68,17% para aquellos trabajadores que brindan atención directa al público y un 62,59% para quienes realizan tareas monótonas y repetitivas.

Desde la Organización Mundial de Salud (OMS) se lanzó una alerta el año pasado indicando que anualmente hay una pérdida de aproximadamente 12.000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad. Las pérdidas económicas en empresas de todo el mundo rondan el billón de dólares, que se suman a una profunda reducción de la productividad.

Pero a pesar de ser uno de los mayores peligros identificados en los entornos de trabajo, las organizaciones no priorizan las actividades de promoción y prevención. Para Laura Villamil, médica psiquiatra, esto se debe a que aún existe la creencia de que un trastorno de este tipo tiene que verse necesariamente acompañado de un desborde de emociones de quien lo padece, algo que no es cierto, pues muchos casos los trastornos pueden manifestarse como narra Julián.

“Lo que sí es cierto es que problemas de salud mental, por menores que sean, si no tienen un adecuado tratamiento pueden llegar a incapacitar a un trabajador. Por esto si una persona normaliza el estrés del día a día, el insomnio y la falta de motivación, puede terminar sufriendo de un trastorno de ansiedad, depresión o de un sin número de patologías orgánicas que se relacionan con estrés”, indica Villamil.

En Colombia no existen datos centralizados que permita conocer cuántas personas se incapacitan anualmente por trastornos de la salud mental. Pero la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha dicho que estas enfermedades son catalogadas como causas de incapacidad. “Porque comprometen la capacidad del ser humano de estudiar, trabajar, participar en su comunidad, entre otros”.

EL DIAGNÓSTICO

Como en el caso de Julián, muchos empleados esconden sus condiciones de salud mental por razones que van desde el miedo hasta la creencia de que serán señalados de débiles o ‘locos’. A esto se suma que pocas veces se sabe identificar cuándo es buen momento para buscar ayuda.

La experta detalla que esto dependerá del tipo de síntomas que presente cada persona, pero generalmente hay que buscar atención psicológica cuando: “ve reducida su capacidad de atención y concentración, pierde el gusto por hacer las cosas que habitualmente disfruta, siente cansancio la mayor parte del tiempo o manifiesta tristeza, ansiedad o irritabilidad muy frecuente”, comenta Yahira Guzmán, psiquiatra y directora de profesores e investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de la Sabana.

Una vez identificado el trastorno, los empleados se enfrentan al reto de recibir atención, pues en las EPS una cita de psicología puede tomar mínimo un mes y las consultas particulares pueden tener precios promedio de 150.000 pesos cada sesión, por lo que de nuevo las personas se quedan sin darle manejo a su situación, contrario a lo que ocurriría con cualquier padecimiento físico.

En este punto, comentan las expertas, es donde las empresas deberían tener rutas de atención establecidas desde las áreas de Recursos Humanos para que, antes de generar sanciones y llamados de atención por bajo desempeño, se dé seguimiento de estos síntomas y alternativas de atención.

Programas de educación en manejo de salud mental en ambientes laborales, seguimiento para promover la prevención primaria, apoyo a los trabajadores con síntomas de trastornos mentales a adaptarse a las exigencias laborales y establecer límites de horarios y cargas laborales son algunas de las herramientas que aconsejan.

En el largo plazo invertir en salud mental podrá traer beneficios como una mejora en la productividad, menor rotación de personal, mejores ambientes de trabajo y equipos más creativos. “Las emociones positivas y negativas se contagian. Los equipos de trabajo o académicos que experimentan más emociones positivas, como la felicidad, colaboran más y mejoran su rendimiento laboral o académico”, indica Villamil.

EL ‘TALÓN DE AQUILES’

Para Adriana Solano Luque, presidenta ejecutiva del Consejo Colombiano de Seguridad, el primer paso para que Colombia avance en materia de prevención y atención de trastornos de la salud mental tiene que ver con la articulación entre empresas y otros actores.

El país no tiene una base de datos –alimentada por empresas, ARL y sistema de salud– que permita reconocer los factores de riesgo psicosocial, accidentes y enfermedades laborales relacionadas con la salud mental de los trabajadores. “Es fundamental que podamos conocer el panorama general, no solo por organización, sino por regiones, ciudades, industrias. Así podremos planear, diseñar e implementar programas oportunos y efectivos e intervenir con la generación de políticas públicas reales”, señaló Duque.

Además, según cifras de la Organización Mundial de la Salud, Colombia solo cuenta con 2,5 psiquiatras por cada 100.000 habitantes. Por lo que el trabajo de esos primeros círculos de atención, como los lugares de trabajo, es clave.

Duque señala que es necesario que todas las empresas trabajen en la prevención de los factores de riesgo primarios como las largas jornadas de trabajo, la sobrecarga laboral y el desequilibrio entre esfuerzos y recompensas. “Promover el balance entre trabajo y vida familiar o personal y actividades que favorezcan la salud mental de sus trabajadores que incluyan cursos de relajación, gestión del tiempo y actividad física es un gran primer paso”.

Compañías como Puntos Colombia ya se han sumado a la preocupación por la salud mental de sus trabajadores. La empresa cuenta con un programa de acompañamiento psicológico con un nivel de consulta del 9% de colaboradores y a través de una app de bienestar entrega herramientas para mejorar la calidad de vida de sus empleados. Al tiempo, en el renglón de la prevención, apostaron por horarios flexibles, tiempo adicional de vacaciones y días para compartir en familia.

Las instituciones académicas llevan ventaja en materia de salud mental. La Universidad de Los Andes, en Bogotá, por ejemplo, cuenta con programas para atender a estudiantes y trabajadores.

Para los jóvenes, estos se ofrecen a través de la Decanatura de Estudiantes, donde profesionales ofrecen consejería individual, consultas de psicología clínica con intervención breve en crisis o psicoterapia. En 2022 el número de atenciones alcanzó los 1.159 frente a las 241 registradas en 2021.

La Universidad de La Sabana también avanza en la línea de la atención. La institución puso en marcha ‘Tu línea amiga’, en donde los estudiantes pueden acceder a servicios de primeros auxilios psicológicos de manera presencial, telefónica o virtual. Según cifras de la institución, en promedio mil estudiantes reciben atención anualmente a través de esa herramienta.

“Los principales motivos de consulta están relacionados con el manejo de emociones y estrés, dificultades asociadas a la familia y la pareja, y recientemente se ha observado un incremento en casos de ansiedad y depresión”.

Los retos están claros y mientras se avanza en materia de política pública las empresas tendrán que incluir en sus presupuestos programas efectivos que tengan como misión prevenir este fenómeno que, en el largo plazo, también puede afectar sus bolsillos.

Fuente Forbes

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