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Mientras WeWork se tambalea, los nuevos modelos de coworking son similares a Airbnbs

Mientras WeWork se tambalea, los nuevos modelos de coworking son similares a Airbnbs

Después de la caída del gigante WeWork, el mercado del coworking quedó en un limbo. Los números demuestran que se puede ser optimista.

Antes de la pandemia, la agencia de publicidad de Rebecca Armstrong en Portland (Oregón) ocupaba 9.000 pies cuadrados de oficinas en el centro de la ciudad. Armstrong y Mark Ray, que fundaron North Agency hace 17 años, cedieron el local cuando estalló la pandemia y decidieron no volver a alquilar oficinas.

“La tecnología nos permitió trabajar desde cualquier sitio”, afirma Armstrong, y añade que el ahorro que supone no tener una oficina alquilada a largo plazo lo están utilizando para “invertir en el futuro del negocio”. Los aproximadamente 15 empleados de North Agency trabajan a distancia y se reúnen al menos una vez cada dos semanas en una casa residencial ofrecida como espacio de coworking a través de la startup de Portland Radious.

Empresas de todo el país han tomado decisiones similares en materia de costes y coworking y hacen que el mercado tradicional de oficinas tambalee. Varias empresas emergentes se han hecho un hueco para satisfacer la demanda, incluso cuando el sector se enfrenta a dudas sobre su salud tras la declaración de quiebra de WeWork a principios de noviembre.

Alquilar una casa para celebrar una reunión de negocios es una vuelta de tuerca al concepto de coworking. Switchyards, una startup de Atlanta, da otro giro al coworking: un club de trabajo de barrio.

Lawrence Gellerstedt, director gerente de la inmobiliaria Foundry Commercial y colaborador de Switchyards en la búsqueda de locales, describió el concepto como una “cafetería privada”. El planteamiento es muy distinto del anterior trabajo de Gellerstedt, quien dirigió las operaciones inmobiliarias de WeWork en el sureste desde 2018 hasta principios de 2020.

En lugar de elegantes edificios de oficinas, las sedes de Switchyards incluyen un auditorio escolar de principios del siglo XX en un barrio de Atlanta. La primera sede de la empresa fuera de Atlanta es una antigua iglesia centenaria de Nashville (Tennessee).

WorkChew, una empresa emergente con sede en Washington D.C. y cuatro años de antigüedad, encuentra espacio para trabajadores remotos en hoteles y restaurantes. Codi, una startup de San Francisco, creó un mercado para poner en contacto a empresas con espacios privados de corta duración en edificios de oficinas tradicionales. Esta empresa cuenta con inversión de Andreessen Horowitz, que también respaldó la última empresa de apartamentos Flow [FLOW -9%] del fundador y ex consejero delegado de WeWork, Adam Neumann.

El discurso general de las nuevas empresas es que son cualquier cosa menos el modelo WeWork.

LA CAÍDA DE WEWORK

WeWork fue en su día la gran estrella del mundo del coworking y llegó a alcanzar una valoración de casi US$50.000 millones. Su modelo financiero era el alquiler de oficinas a largo plazo, con ingresos procedentes del alquiler de escritorios a corto plazo.

Su negocio procedía principalmente de Amazon [AMZN -1,9%] , Salesforce, Microsoft [MSFT -1,6%], Google y otras grandes empresas. El espacio les servía como lugar de paso hasta que el sitio permanente estuviera listo, o simplemente como espacio temporal.

La empresa se gastó un dineral en la construcción de sus oficinas. La decoración suele incluir vigas vistas, obras de arte y muebles modernos. WeWork construyó el espacio con la máxima densidad en todos los aspectos, desde las redes de datos hasta el sistema de calefacción y refrigeración, para hacer frente al desbordamiento de esas grandes empresas, explicó Gellerstedt.

Añadió que “toda el asunto era el viaje” —los empleados de una gran empresa yendo de ciudad en ciudad— y encontrar a quienes estuvieran dispuestos a pagar un sobreprecio. Los ingresos crecieron durante un tiempo, pero también las pérdidas. WeWork nunca ha obtenido beneficios desde su fundación en 2010.

Las grietas aparecieron por primera vez en el intento inicial de la compañía de salir a bolsa en 2019, cuando se reveló cuánto y con qué rapidez estaba gastando la empresa. Neumann fue finalmente destituido en 2019. La pandemia hizo acto de presencia, y la gente trabajó desde casa en lugar de hacerlo en un espacio de coworking para reducir el riesgo de contraer Covid-19.

WeWork salió a la bolsa en 2021. Pero las pérdidas persistieron a pesar de que canceló cientos de arrendamientos de alto coste cerrando locales, lo que continuó este año. Tras la pandemia, las grandes empresas tecnológicas de las que WeWork dependía empezaron a despedir personal.

Las pérdidas habían empezado a reducirse, pero no lo suficiente como para evitar que la empresa entrara en concurso de acreedores en noviembre.

EL COWORKING SIGUE PEGANDO FUERTE

Lo que aqueja a WeWork no ha afectado al sector del coworking en general. Un análisis de Gallup en octubre determinó que el trabajo a distancia es el futuro y está aquí para quedarse. La empresa de software de gestión inmobiliaria Yardi informó que la oferta en Estados Unidos de espacios de coworking se mantuvo estable a escala nacional durante el tercer trimestre de este año.

Varios de los 25 mayores mercados de coworking de los que hace seguimiento Yardi perdieron espacios, en gran parte debido a que WeWork cerró locales entre el segundo y el tercer trimestre.

Los locales de coworking de Manhattan descendieron de 305 espacios a 270, el mayor descenso entre los mercados analizados. La caída de 35 espacios equivale a 490.000 metros cuadrados, según el informe de Yardi. Otros mercados ganaron espacios para compensar el impacto global de WeWork. “El coworking está teniendo éxito en los mercados terciarios”, afirma Gellerstedt.

Uno de los principales motivos es que la gente no quiere volver a trabajar después de dos años sin hacerlo. Es uno de los principales puntos de fricción para los empleados obligados por sus jefes a volver a la oficina.

Una encuesta del Washington Post y Ipsos realizada a principios de este año mostraba que el 48% de los empleados de 18 a 34 años con capacidad para trabajar a distancia citaban el no tener que desplazarse al trabajo como la razón más importante por la que querían trabajar desde casa. Este porcentaje se elevaba al 52% entre los 35 y los 64 años.

Amina Moreau, fundadora de Radious, señaló que los trabajadores remotos tampoco quieren desplazarse a los espacios urbanos de coworking. Las sedes de WeWork son urbanas, al igual que las de muchos de sus principales competidores.

Los desplazamientos no son un problema para empresas como Left Hand Agency, de Portland. Esta empresa de compra de medios es virtual desde que empezó a contratar personal en 2021. Tiene empleados en todo el país, además de en Portland, y lo hace todo a través de Zoom, explica su propietaria, Lauren Ridgely.

Quieren intimidad cuando se reúnen. La intimidad es difícil de encontrar en los típicos espacios de coworking con mesas abiertas o con oficinas tras paredes de cristal transparente. “Esos espacios de coworking no funcionan para nosotros”, afirma Ridgley. Así que optan por alquilar una casa por un día para ellos solos.

Moreau puso en marcha Radious en 2020 para probar un mercado de viviendas suburbanas antes de presentarlo públicamente en 2022. Su mercado de Portland cuenta con más de 100 anuncios. Combinó la privacidad con dar a los propietarios una opción para ganar dinero similar a lo que pueden hacer con Airbnb o Vrbo, pero sin pernoctaciones. Los propietarios siguen viviendo en la casa.

“Ayuda a la asequibilidad de la vivienda” subvencionando el alquiler o la hipoteca, dijo Moreau.

Radious se expandió en 2022 a Milwaukee (Wisconsin), donde ahora cuenta con 45 anuncios. Moreau dijo que se eligió esta ciudad porque es similar a Portland, que tiene 635.000 habitantes, y cuenta con grandes empresas. Pero no es un modelo idéntico al de Portland. Moreau afirma que Milwaukee permitió a su empresa aprender rápidamente lo que se necesita para expandirse en ciudades nuevas y diferentes.

“Nuestra mayor prioridad era cómo reunir a la gente cuando no había oficina o no querían ir a una oficina”, dijo Moreau.

Con el mercado, los trabajadores o las empresas pueden elegir las características que necesitan para las reuniones. Las principales necesidades de North Agency incluían una gran cocina y un comedor. Uno de los empleados de la empresa hornea pan de plátano antes de cada reunión.

Se trata de una casa de estilo colonial francés de 1916 propiedad de David Kahl y su marido en el barrio Sellwood-Moreland de Portland, un suburbio establecido a finales del siglo XIX. Llevan año y medio anunciando su casa en Radious. Buscaron una forma de alquilar la casa durante los seis meses que pasaron en Puerto Vallarta (México). Pero decidieron no optar por Airbnb o Vrbo.

“No quería que nadie durmiera en nuestra cama”, dijo Kahl.

Fuente Forbes

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