HIF Global, la empresa nacida en Chile que aspira a catapultar la nueva industria de e-combustibles

A finales del año pasado desde Punta Arenas se proclamó «el nacimiento de una industria» y una mujer que se encuentra en el centro de este hito nos cuenta la historia de los e-combustibles que Chile aspira a exportar.

Dos a tres años: eso fue lo que tardó en hacerse realidad la primera planta integrada de fabricación de e combustibles del mundo, inaugurada en diciembre pasado en Punta Arenas.

La planta, Haru Oni, es propiedad de HIF Global, una empresa nacida en Chile que ya se ha expandido a EE.UU., Australia y Alemania, y planea construir nuevas plantas a mayor escala que la chilena en Texas y en la isla de Tasmania (Australia).

La inauguración de Haru Oni fue por todo lo alto, con la presencia de ministros del gobierno nacional; ejecutivos de importantes empresas globales como Porsche, Siemens y ENEL; empresas locales como Enap o Gasco, y funcionarios del gobierno alemán con intereses en este proyecto.

Pero antes de llegar a este punto, HIF comenzó como una “startup” buscando —sin saber bien cómo— aprovechar la energía de los fuertes y constantes vientos que soplan en la Región de Magallanes, cuenta Clara Bowman, la gerente general de la empresa.

La ejecutiva australiana, de 41 años, es abogada de profesión con estudios en ciencias ambientales, llegó a Chile hace más de 10 años y hoy está en el centro de esta nueva industria.

Nos recibe en las oficinas de HIF Global en Las Condes. Es amena, jovial y habla español con un fuerte acento inglés, pero la barrera idiomática no impide transmitir ideas complejas de manera impecable y sencilla.

Le preguntamos cómo surgió la idea de fabricar combustibles sintéticos de hidrógeno (H2) hace casi 10 años, cuando el tema aún no estaba de moda. Fue en 2014 cuando, según Bowman, percibió que aumentaron las presiones de las autoridades para descarbonizar para frenar el cambio climático generado por la actividad humana.

Quizás por casualidad, 2014 fue el año más caliente en la historia desde 1880, y desde entonces hasta la fecha, los últimos ocho años han sido los más cálidos desde que se lleva registro. El peor: 2020.

¿QUÉ PASÓ ESE AÑO?

“En 2014 vimos dos cosas: que el precio de la energía renovable estaba bajando, y de hecho bajó mucho más incluso de lo que nosotros pensamos, y -por otro lado- las presiones para descarbonizar estaban aumentando fuerte y rápidamente. Esos dos factores significaban que había una oportunidad para convertir la energía renovable de lugares con gran potencial en algo nuevo.

El mundo necesita energía renovable para poder estabilizarse, es cada vez más urgente. Así que vimos que el sur de Chile, en la Región de Magallanes, tiene la mejor energía renovable del mundo, es algo fuera de serie. El factor de planta supera el 70%, eso significa que el 70% de las horas del año esa planta está produciendo. Para tener una idea, en otros lugares en el mundo, un índice bueno es de 55%, con suerte 60%”.

Así que se lanzaron a explorar la región austral en busca de terrenos con buen potencial para la generación de energía eólica sin saber aún muy bien qué hacer con esa energía. “No había nada que hacer con esa energía, así que no había nadie en Magallanes, nosotros los únicos locos que daban vueltas por ahí viendo las oportunidades”, recuerda entre risas Bowman.

“Queríamos buscar lugares que tuvieran buen viento, no interfieran con las ciudades y lejos de lugares sensibles ambientalmente, ya sea por presencia de flora o fauna”.

“Identificamos terrenos utilizados principalmente para las veranadas de ovejas, que desarrolla la ganadería en la zona. Es tanto el viento que es difícil que se generen otras actividades. Nos demoramos cuatro años aproximadamente hasta que firmamos nuestro primer contrato de arriendo. En ese momento dijimos ‘ahora sí tenemos que buscar algo que hacer con esa energía’”, agrega.

Una de las primeras ideas era producir energía eléctrica desde esa región al resto del país, pero la infraestructura de transmisión representaba una complejidad enorme. Luego se fijaron en el H2, que se puede producir con energías renovables (eólica, solar, hidroeléctrica) y en ese caso se denomina “verde”, pero tiene problemas técnicos y de costo porque “es muy difícil de almacenar y transportar”, dice la ejecutiva.

El H2 es un “un excelente combustible si tienes la producción cerca de tus operaciones, pero si tienes que moverlo grandes distancias entonces no es la mejor alternativa”.

La opción que prevaleció fue el uso de H2 verde ya no como combustible sino como insumo para hacer combustibles carbono neutrales, denominados e-combustibles: e-gasolina, SAF (combustible para aviones) e-gas licuado, entre otros.

En el caso de la e-gasolina, uno de los combustibles que HIF comenzó a producir en Magallanes para la automotora Porsche, se puede utilizar en cualquier auto a bencina sin necesidad de modificarlo. HIF aspira a producir, de aquí a 2030, el equivalente a toda la gasolina que se consume en Chile.

Los e-combustibles son considerados carbono neutrales porque emiten la misma cantidad de CO2 que se extrajo del aire para elaborarlos, pero no están libres de contaminación, según sus críticos.

Un estudio elaborado el año pasado por la organización europea Transport & Environment sostiene que los motores que utilizan e-combustibles emiten tanto óxido de nitrógeno (un gas contaminante) como los que usan combustibles fósiles, más monóxido de carbono pero mucho menos material particulado.

No son el “santo grial” de un futuro descarbonizado, pero ayudan en la transición energética en lo que el parque automotor mundial, que ejecutivos de Porsche calculan en 1.300 millones de autos a combustión interna en el mundo, es reemplazado por vehículos eléctricos cero emisiones, en un proceso que podría tardar décadas.

“El problema con el combustible de hoy es que lo estamos tomando del suelo y estamos agregando más carbón a la atmósfera. Con la gasolina sintética lo que hacemos es reciclar ese mismo carbono y ocuparlo para hacer un combustible. Así, nuestros combustibles químicamente iguales a los combustibles convencionales, pero sin adicionar más carbono a la atmósfera, por lo tanto combustibles carbono neutrales”, explica Bowman.

¿FUE MUY DIFÍCIL VENIR Y SACAR UNA INDUSTRIA COMO ESTA DE LA NADA?

Hay muchos desafíos, pero -como siempre decimos- tenemos un track record de 100% de resolución de los problemas, por eso todavía estamos acá. Nos han pasado cosas muy complicadas en el pasado, pero tenemos mucha resiliencia. No bajamos los brazos, seguimos adelante, seguimos buscando ‘si no podemos avanzar por un lado, cuál es la puerta que se abre’ y dónde tenemos que ir y cómo tenemos que cambiar un el foco para que funcione el negocio, eso es lo esencial en cualquier emprendimiento.

Uno tiene un plan y está bien, pero también hay que saber que pasan cosas que no esperas y tienes que ajustarte.

¿CÓMO SE SIENTE DE HABER ESTADO EN EL CENTRO DE LO QUE SE PERFILA COMO UNA NUEVA INDUSTRIA?

“Ha sido gratificante. Cuando empezamos a hablar de e- combustibles, en 2018, veíamos caras que decían: ‘¿de qué me están hablando? es una locura’. Pero nosotros explicábamos y dábamos los argumentos, estábamos solos en el desierto. Poco a poco hubo un cambio importante en la mentalidad de las personas.

Y el impulsor de este nuevo escenario ha sido el cambio climático. Antes había dudas e incluso negacionistas. Todo eso se acabó. Hoy no es serio decir que el cambio climático no existe. Tampoco es serio decir no hay nada que hacer sobre el cambio climático. Hay consenso de que tenemos que hacer esa transición energética y que es urgente.

Esto no tiene que ver con greenwashing, sino con cómo los negocios pueden cambiar hacia esa nueva realidad y eso es un cambio de paradigma”.

¿YA QUE TIENEN SU PRIMERA PLANTA DEMOSTRATIVA, CREE QUE LA INDUSTRIA VA A CRECER EXPONENCIALMENTE?

“Nosotros vemos esto como fue la revolución del GNL (gas natural licuado) al principio: cuando recién abrían la primera planta GNL y después eso se transformó en una industria donde se invierten decenas de miles de millones de dólares al año.

Estamos recién probando este concepto, que al final es mover energía renovable de donde es más abundante y barata hacia donde se necesita, de forma líquida.

La primera planta de e-combustibles de HIF en Chile, con una inversión de unos US$ 74 millones, producirá 350 toneladas de e-metanol al año y 130.000 litros de e-gasolina. Pero HIF tiene planes más ambiciosos: una segunda planta cuya construcción comenzará en 2024 en Texas a un costo de US$ 6.000 millones, donde se producirán 750 millones de litros de e combustibles al año, y otra en Tasmania, donde se producirán 100 millones de litros.

En Chile, HIF quiere construir un parque eólico en Magallanes para alimentar una nueva planta de e- combustibles, más grande que Haru Oni que es una planta pequeña y demostrativa.

USTED HA DICHO QUE EN CHILE URGE DESARROLLAR LA INDUSTRIA DE LOS E-COMBUSTIBLES PARA NO PERDER LA CARRERA CON OTROS PAÍSES. ¿HAY OTROS LUGARES CON POTENCIAL PARA PRODUCIR E-COMBUSTIBLES EN LATINOAMÉRICA?

Argentina tiene las mismas condiciones de energía (que Chile), el problema es el ambiente para invertir que es un clave en el costo final del producto. Se requieren certezas para que estas inversiones, de gran escala (US$5.000 millones), se puedan recuperar en un horizonte de 20-25 años.

Para eso debe contarse con un marco regulatorio fuerte. Otros lugares, por ejemplo Brasil, tienen buenos recursos, tal vez no tanto como Chile, pero sí tiene otras ventajas. El suministro de CO2 por ejemplo por la industria de biomasa, además tienen puertos. Por otra parte, nuestra oficina en Berlín está evaluando alternativas s en Medio Oriente y en África, y nuestra oficina en Sídney está viendo desarrollos en Australia, todos son lugares muy interesantes para este tipo de desarrollo”.

Fuente Forbes