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Josefa Monge, presidenta de Sistema B en Chile: “La buena empresa es una causa social”

Josefa Monge, presidenta de Sistema B en Chile: “La buena empresa es una causa social”

Chile es el país de Latinoamérica con más empresas B per cápita. De poco más de 1.000 certificadas en la región, 224 son de origen chileno.

Sistema B es una organización sin fines de lucro que busca una economía justa y sostenible. Para ello, sus miembros consideran que el verdadero éxito en una empresa va más allá de generar dinero y debe también brindar beneficios sociales y ambientales. En 2022 cumplió diez años de fundada en Latinoamérica y cinco en Chile. Actualmente enumeran a más de 6.000 empresas en el mundo certificadas como B, de las cuales más de 1.000 pertenecen a la región y 224 son chilenas, entre ellas dos unicornios: Betterfly y NotCo.

La fintech chilena Cumplo fue una de las primeras 20 empresas en certificarse. Su cofundadora, Josefa Monge, se enamoró del proceso y de las empresas que nacían con un propósito ambiental y enfrentando algunos de los dolores sociales que tenía Chile. “Me di cuenta que estaba lleno de empresas que estaban tratando de darle una vuelta a los modelos de negocios y que afrontaban los grandes desafíos del país. Este tema me cautivó por completo”, cuenta a Forbes.

Desde allí, esta abogada de profesión y comunicadora corporativa pasó a formar parte del primer directorio de Sistema B para, en 2020, asumir como presidenta ejecutiva de la institución

“En los inicios de Sistema B, las empresas que llegaron a certificarse eran empresas disruptivas, innovadoras y muy jóvenes, que nacían con este ADN de querer resolver uno de estos grandes desafíos sociales ambientales. Ahora, con el tiempo, esto fue llamando la atención de empresas más consolidadas, con más años en el mercado que se sintieron como interpelados. Muchas de ellas decían: ‘nosotros tenemos una cultura B desde siempre’. Esas son empresas que llegan al movimiento atraídas por la posibilidad de distinguirse en el mercado con estas certificación”, detalla Monge.  

¿Cómo es el proceso de certificación? 

La evaluación de Sistema B consiste en una serie de preguntas, de las cuales emanan prácticas con respecto a los trabajadores, la comunidad, clientes, medioambiente y al gobierno corporativo. Estas preguntas, por un lado te dan la idea, te iluminan y, por otro, incentivan a que estas buenas prácticas se incorporen al modelo de negocio, de manera que sean duraderas en el tiempo y no solamente como una buena gestión de un gerente de turno.

Esta evaluación es pública y está en línea para cualquier empresa que quiera tomarla. Es un formulario flexible porque despliega distintas preguntas del área productiva de las empresas con alta o con baja huella y número de trabajadores. Pero si quieres certificarte, tienes que enviar tu cuestionario a Estados Unidos a verificar cada una de las respuestas y así tener un puntaje real. Y tiene que ser superior a 80 puntos sobre los 200 totales. La mayoría de las empresas que la toman por primera vez sacan entre 20 y 40 puntos, la repiten muchas veces.

¿Cuánto tarda?

El proceso de una empresa que no tiene grandes cuestionamientos, no de tan alta huella, puede durar de seis a ocho meses. Esta certificación es válida por tres años y luego tiene que volver a tomar la evaluación que, por supuesto, va a haber evolucionado. El costo de la certificación y verificación se adecúa al tamaño de la empresa.

¿Cómo crees que ha cambiado eso de decir “soy sostenible” o “tengo un propósito” para las empresas, a realmente serlo y tomar consciencia de lo que eso significa?

Ha aumentado mucho el interés de las empresas en medirse y dos aceleradores importantes fueron el estallido social y la pandemia. Ahí vimos un punto de inflexión en el que las empresas se empezaron a hacer otro tipo de preguntas: ¿qué roles más activos podían tener en el bienestar de las personas? 

Porque tanto el estallido como la pandemia expusieron muchos dolores que teníamos en Chile, como el dolor por la desigualdad en el trato o la precariedad. Y la empresa tiene mucho que decir frente a esa precariedad porque tiene una gran permeabilidad social y toca la vida de millones de personas.

¿Qué es lo principal que debe tener una empresa actualmente para ser considerada exitosa?

Estamos tratando de redefinir lo que llamamos el éxito en los negocios. Una empresa que gana mucho dinero pero que le hace mal al mundo, a nuestro juicio, no puede considerarse exitosa y me gusta verlo mucho más en positivo: empresas que le hagan bien al mundo.

¿Cómo ha cambiado el mundo de las empresas y los negocios ahora que los clientes son mucho más informados y conscientes de lo que consumen y utilizan?

Hay empresas que dicen ‘yo voy a esperar a que esto sea relevante para el consumidor y ahí voy a hacer el cambio’, y hay otras empresas que dicen ‘no, yo creo en esto, creo en que tengo que ser regenerativo, creo que tengo que ser sustentable y tomo la batuta’. Lo que ha pasado, indudablemente, es que el consumidor de hoy es muy diferente al de hace años; es un consumidor que lee la etiqueta, alque no le es indiferente los bienes y servicios que consume, que le importan los materiales, lo que se hace con los residuos y los temas sociales de las empresas. Es capaz de premiar o castigar a las empresas que están o no a la altura de lo que se espera.

Y también está el tema del talento que se incorpora a las empresas, que hoy busca propósito, busca trabajar en un lugar que también tenga sentido con sus convicciones, con su mirada del mundo; esto es súper nuevo, pero este tipo de talento el más preciado y el más difícil de atraer o retener.

¿Cómo ves a Chile con respecto a la región en cuanto a impacto social y ambiental de las empresas?

Chile es el país de Latinoamérica con más empresas B per cápita. Este tema en Chile ha prendido bastante y yo veo un empresariado muy consciente de que no se pueden seguir haciendo negocios exactamente de la misma manera. 

En ese sentido, no se me ocurre una mayor creación de valor que la estrategia de sostenibilidad. ¿Por qué? Porque crean eficiencia a largo plazo en materiales, en energía, aumentan el bienestar de las personas, hacen regeneración social y ambiental. Es una fuente inagotable de innovación y creatividad. 

Todas las empresas quieren ser innovadoras, entonces la sostenibilidad es fuente inagotable para todas esas cosas, para la retención del talento. Y también lo veo en las pequeñas y medianas empresas. Tenemos que ser capaces de aterrizar la sostenibilidad también en medianas y pequeñas empresas. A la gran masa de pymes en Chile también deberíamos ayudarles a ser más sostenibles y ahí la gran empresa tiene relación porque tiene a la pyme como proveedora. La buena empresa es una causa social.

La diversidad es una tremenda oportunidad para la empresa y no sólo en género, sino de origen, de formación porque toda organización tiene muchos puntos ciegos, entonces tenemos que ser valientes en iluminarlos y la diversidad es una ayuda.

Fuente Forbes

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